La UE acumula cada año cerca de mil millones de facturas impagadas, unos 250.000 millones de euros -lo que equivale al Producto Interior Bruto de países del tamaño de Austria-. Esta tendencia, cada vez mayor, entorpece el crecimiento económico europeo, ya que paraliza dinero que podría ser empleado para generar empleo y realizar inversiones. Los Estados miembros que más se retrasan en la satisfacción de las deudas son Portugal, República Checa y Grecia, mientras que Finlandia y Suecia son los más rápidos. España, por su parte, aunque no llega al extremo de Lisboa, supera notablemente la media de retraso europea, lo que la sitúa en los últimos puestos de la lista de pagos. Así lo han indicado la Cámara de Comercio británica y la compañía de servicios de gestión de créditos Intrum Justitia, en la presentación de su informe 2006 sobre pagos en la UE, que tuvo lugar hoy en la capital belga.