La pelota se encuentra en el tejado del Parlamento Europeo que, dentro de exactamente una semana, podrá poner punto final a los tres años de negociaciones sobre el reglamento comunitario de productos químicos, conocido como REACH. La propuesta inicial, ideada para simplificar y adaptar a la actualidad las normas existentes, ha sido retocada a cada paso, dando como resultado un documento mucho menos exigente. Por ello, la industria europea ha mostrado su satisfacción aunque ha señalado que, aún así, impone barreras a su trabajo y dañará la competitividad y "no supone ningún beneficio claro para los consumidores". Si todo sale como lo previsto y el miércoles la Eurocámara enciende su luz verde, aún quedará la aprobación final del Comité de Representantes Permanentes de la UE, pensando en su entrada en vigor el año que viene.