La Unión Europea mira poco hacia América Latina, y con demasiada frecuencia lo hace equivocando el enfoque. Mira poco, en parte porque las urgencias del momento -ya se trate de Ucrania o de Palestina- desvían su atención hacia otras latitudes, y en parte porque los intereses de algunos Estados miembros con especial peso en la Unión Europea están más en el Este que en el nuevo continente.
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