Unos 88 millones de europeos han probado las drogas ilegales alguna vez en su vida. La aparición de nuevas sustancias psicoactivas (NSP) y la conexión entre el tráfico y la financiación de grupos terroristas han llevado a la Comisión Europea a mover ficha. El nuevo plan refuerza la coordinación y la cooperación además de poner el foco en la prevención vía nuevas tecnologías de la información.
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