Son los sin nombre. Incluso los sin cifra. Europa quería evitar este año las terribles imágenes que el invierno de 2017 dieron la vuelta al mundo ilustrando el drama de miles de personas intentando vencer al frío en los bosques de Serbia o las calles de Grecia. Este 2018, todavía no se tienen cifras oficiales, pero está ocurriendo. “Cuatro o cinco personas han muerto de frío. Es normal, nadie pregunta por ellos”, apunta el tunecino Sahir desde las gélidas calles de París.
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