Donald Trump, presidente de Estados Unidos, llegó a la cumbre de la OTAN, cantó mientras el resto de países aliados bailaban a su alrededor y se fue. La de una orquesta desentonada ha sido la crónica de estos dos días de cita anual de la Alianza Atlántica. Siempre con el director de la banda insistiendo en lo bien que había sonado. A pesar de los tonos desafinados.
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