Jean-Claude Juncker se prepara para decir adiós a cinco años de una intensidad frenética dentro y fuera de la UE. A su paso deje avances en materia climática, de igualdad o de conciliación laboral. También de recuperación económica. Pero en su testamento hay también una larga lista de asignaturas pendientes como la Unión Bancaria, la reforma de Dublín, el cambio de hora o el fin de la unanimidad en materia fiscal y de Asuntos Exteriores.
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