Unión Europea

VÍDEO | Construyendo Babel: las voces del Parlamento Europeo

por Alberto S. Camarasalta/ Alberto Vela

Nada impide que los 751 eurodiputados del Parlamento Europeo se entiendan entre ellos. Ni siquiera, el hecho de que existan 24 lenguas oficiales en la Unión Europea. Una labor en la que es esencial el trabajo de los intérpretes, las verdaderas voces del Paralmento Europeo y artífices de este "milagro comunicativo". Bruselas y Estrasburgo se han erigido en La Meca de la interpretación lingüística, el organismo con más lenguas oficiales del mundo.

Tres segundos de eterno silencio. “Usted, señor Schulz, haría un buen papel en la película que se está rodando en Italia sobre el jefe de un campo de concentración”, fueron las palabras que Silvio Berlusconi, por entonces primer ministro de Italia, dedicó a Martin Schulz, portavoz de la delegación socialista en la Eurocámara en aquel momento, en un acalorado debate en el Parlamento Europeo. El exceso de ironía y sorna de Berlusconi, con unas gravísimas palabras hacia un eurodiputado alemán, estallaron en polémica y catapultaron a Schulz a la primera plana de la política internacional, que sentenció al  premier asegurando que su “respeto por las víctimas del fascismo” no le permitía “hacer frente a ese tipo de reclamaciones”.

Pero para que un primer ministro nacido en Milán y un miembro del hemiciclo nacido en la ciudad de Escheweiler pudieran acometer este intercambio dialéctico, un engranaje era necesario en la comunicación. Los tres segundos de incómodo silencio se produjeron en la cabina de interpretación alemana. Tras unos instantes de perplejidad, el mensaje se interpretó perfectamente siguiendo la intención del orador y, así, el eurodiputado Schulz pudo comprender el mensaje que enviaba Berlusconi.

Sin embargo, el acto comunicativo que ocurrió aquella mañana de julio de 2003, lejos de ser un hecho excepcional, es el día a día del Parlamento Europeo, donde los 751 eurodiputados que conforman el hemiciclo comunitario pueden expresarse en cualquiera de las 24 lenguas oficiales de la Unión y ser perfectamente entendidos por sus colegas. Un “milagro comunicativo” que se obra gracias al servicio de interpretación de la Eurocámara, el más grande de todo el mundo.

“Se trata de la organización internacional que con más idiomas trabaja, no hay una institución que se pueda comparar. Ni siquiera Naciones Unidas, que trabaja con 6 lenguas oficiales, ni en la antigua Unión Soviética, en cuyo parlamento tenían cabida todas las lenguas del Imperio soviético, se hablaban tantas lenguas”, señala José Antonio Sánchez Martín, miembro de la cabina española de interpretación.

Un lugar considerado como “La Meca” de los intérpretes, un lugar “muy atractivo” por la cantidad de lenguas que se hablan y que ejerce un “magnetismo muy fuerte” para los jóvenes intérpretes, apunta Sánchez. Pero sobre todo, recuerda el intérprete, un lugar especial por lo que representa para la ciudadanía europea, que puede disfrutar de su derecho a “entender” lo que sucede en el Parlamento en su propio idioma.

Sin embargo, no es un escenario exento de dificultades. “La interpretación es como estar en la cuerda floja, es un acto de equilibrismo y a veces te puedes caer”, señala Sánchez. Y es que los intérpretes, generalmente las voces en la sombra de la Eurocámara, pasan a primer plano. “A veces nos podemos equivocar, es posible que hayamos entendido mal porque las circunstancias no permiten entenderlo mejor, aunque otras veces también somos la excusa barata”, explica el intérprete, quien le resta importancia y señala que son “gajes del oficio”.

Un oficio que, como la propia Unión Europea, va ganando en complejidad con el paso de los años. Lejos quedan aquellos años en los que el número de lenguas que se hablaba en el Parlamento apenas llegaba a la docena, y algún interprete incluso alardeaba de dominarlas todas. Tras la gran ampliación de 2004 y la adhesión de Croacia en 2013, son 24 los idiomas oficiales de la Eurocámara, por lo que la media de idiomas que domina a la perfección un intérprete se mantiene en torno a cinco o seis, además de su propia lengua materna.

“Normalmente trabajamos tres personas por cabina, con una media de cuatro o cinco lenguas extranjeras que nos permite cubrir más o menos 12 o 13 lenguas en directo”, explica Juan Carlos Jiménez, director de organización y planificación de la Dirección General para la Logística e Interpretación de Conferncias (DG LINC). Para alcanzar a las lenguas restantes, en caso de que el orador no esté cubierto por los intérpretes, es necesario utilizar las cabinas francas, es decir, aquellas en las que sí se realiza una interpretación en el idioma del orador. Una interpretación simultánea “en la que apenas se pierden segundos”, que permite que un eurodiputado lituano y un español puedan discutir sobre políticas de migración o el Brexit con un perfecto entendimiento.

Una complicación añadida para la labor de los intérpretes del Parlamento Europeo, que tiene que destacar por ser “polivalentes y polifacéticos”. “Una especialización no es posible, hoy te toca una reunión de agricultura, mañana una sobre temas jurídicos y otro día una sobre comercio”, apunta Jiménez, quien añade que “interpretar no es traducir palabras, es entender el mensaje y trasladarlo a tu propia lengua”, lo que les obliga a ser “muy curiosos, empaparse de muchas cosas”.

Otra de las dificultades a las que se enfrentan es que, cada vez más, los miembros del hemiciclo leen en lugar de hablar en la cámara. “Esto dificulta mucho el proceso de interpretación, porque no hay pequeñas pausas como un carraspeo, una repetición, elementos que nosotros denominamos paja y que nos dan un pequeño respiro”, esgrime Sánchez. O como, con más asiduidad, los eurodiputados no hablan en su idioma. “Están en su perfecto derecho de hacerlo” señala el intérprete, pero señala que lo hacen “con todo tipo de acentos y también con estructuras gramaticales y sintaxis que traducen de su idioma al inglés y hacen muy difícil destilar el mensaje”.

Y es que la inminente salida del Reino Unido de la Unión Europea no afectará al papel que la lengua de Shakespeare juega en Bruselas o Estrasburgo, las dos sedes principales de la Eurocámara. “Creo que el inglés no va a perder peso porque va a seguir teniendo mucha importancia, y para nosotros va  a seguir siendo una de estas lenguas puente en situaciones en las que son necesarias cabinas francas”, explica Jiménez, que recuerda que además seguirá siendo la lengua oficial de dos Estados miembros, Malta e Irlanda.

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Fuente: Parlamento Europeo

El español es uno de los idiomas más habituales en la cartera de idiomas que manejan los intérpretes, por su creciente interés a nivel profesional. La cabina española ocupa la posición número ocho en todas las reuniones, así como el octavo canal para los asistentes a las reuniones. Una posición que viene determinada por el orden de entrada de cada uno de los Estados miembros con una lengua no representada hasta el momento en el Parlamento Europeo.

Por contra, hay idiomas que, a veces, representan una dificultad a la hora de encontrar intérpretes. Es el caso de países muy pequeños como Malta e Irlanda, pero también de otros como el Reino Unido, donde el "el estudio de lenguas extranjeras no está muy extendido" o Países Bajos y Dinamarca, donde la gente tiene un elevado nivel de inglés y "la necesidad de intérpretes es menos palpable".

Aunque hasta 48 idiomas han sido interpretados en la Eurocámara. Sánchez recuerda como un momento “emocionante” una conferencia de lengua de signos en la que los 24 idiomas de las cabinas se trasladaron a la sala de la mano de intérpretes de la lengua de signos. “Se dio una conversación entre una señora flamenca sordomuda expresándose en neerlandés y un señor húngaro, también sordomudo. Salió adelante como una conversación normal, y para el público era como un debate habitual. Es también muy importante llevar el mensaje a un público más amplio como las personas con discapacidad auditiva”, explica Sánchez.

La cooficialidad, la última barrera

Por el momento, las lenguas cooficiales, como el catalán, el gallego o el euskera, no están representadas en la Eurocámara, aunque si lo hacen en el Comité de las Regiones, otra de las instituciones con sede en Bruselas, y los propios intérpretes reconocen que, si llegará el momento de su oficialidad, podría trabajarse con ellas sin problema. La Alianza Libre Europea (ALE), la familia de partidos nacionalistas y regionalistas del continente europeo, mantiene que “todos los ciudadanos europeos tienen derecho a expresarse en su propia lengua” en la Eurocámara, sin embargo, no hay signos en Bruselas de una apertura hacia los otros idiomas más minoritarios de la Unión Europea.