A comienzos de la crisis del covid-19, Europa reaccionó tarde y mal. Italia recibió ayuda de China y Rusia, ante una Europa ausente. Las imágenes de los camiones rusos entrando en Italia resultaban tan expresivas como humillantes. Las fronteras nacionales se cerraron desordenada y descoordinadamente, poniendo Schengen en el congelador. Cada Estado Miembro buscó la provisión de material sanitario dónde y cómo pudo, a veces, en abierta competencia entre ellos, sin que la Union hiciera nada al respecto.
¿Quieres seguir leyendo?
Recuperar contraseña
Introduzca la dirección de correo con la que se registró y le enviaremos su clave de acceso.
Nuestro sitio web usa cookies para mejorar la experiencia de usuario, conocer sus hábitos de navegación y ofrecerle mejor contenido.
Si continúa navegando por el sitio entendemos que da su consentimiento a nuestra política de cookies.
Aceptar
Our website uses cookies in order to improve your user experience, know your navigation habits and offer you better contents.
By using this website you consent to our cookie policy.
Accept