El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha cancelado su visita a Dinamarca después de que la primera ministra danesa rechazara de forma oficial la venta de Groenlandia a Estados Unidos. No es la primera vez que el país intenta comprar la región autónoma danesa por su interés geográfico y de sus recursos naturales. Las Islas Vírgenes también fueron adquiridas compradas por Estados Unidos a Dinamarca en 1917.
Donald Trump lo ha vuelto a hacer. En una entrevista con la cadena Fox, el presidente estadounidense ha lanzado varias flechas y esta vez su diana ha sido la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager. "Es probablemente la persona que más odia a Estados Unidos", ha señalado el inquilino de la Casa Blanca, que ha acusado a la UE de tratar a Estados Unidos “peor que a China”.
Tal día como hoy 75 años atrás cambió el rumbo de Europa y de la historia. El desembarco de Normandía sentaba las bases para la caída del nazismo en el Viejo Continente. Y ponía una primera piedra hacia su mayor periodo de paz. La Europa de hoy poco tiene que ver con la de aquel entonces, pero un acontecimiento destaca por encima de todos: Estados Unidos ha pasado de ser su gran aliado a su gran dolor de cabeza.
Trump aterriza este lunes en Londres en su primera visita oficial de Estado como mejor sabe hacer: creando polémica. En los albores del viaje ha abogado por que el Reino Unido abandone la UE sin acuerdo y sin pagar la factura de salida. Además, ha mostrado su apoyo contundente al 'Brexiter' Nigel Farage como negociador con Bruselas y a Boris Johnson como próximo primer ministro británico.
La tregua comercial sigue adelante entre Estados Unidos y la Unión Europea. Los dos principales socios transatlánticos se dan una pausa en las hostilidades y Donald Trump ha decidido retrasar durante seis meses los posibles aranceles sobre los automóviles europeos. Sin embargo, mientras un fuego se extingue, siguen apareciendo otros en Irán y China que, en mayor o menor medida, están afectado al bloque comunitario.
Tras casi dos años intentándolo, el lunes Viktor Orbán, primer ministro de Hungría, viajó hasta Washington para reunirse con Donald Trump, presidente de los Estados Unidos. “Es un poco polémico, como yo. Pero eso está bien”, afirmó el presidente estadounidense después de su encuentro con el mandatario húngaro. La visita ha tenido lugar tres días después de que se iniciase la campaña para los comicios europeos.
La presente edición del Mobile World Congress de Barcelona, el mayor evento de tecnología móvil del planeta, es el lugar de estreno del 5G. Una revolución tecnológica que definirá en buena medida el desarrollo de nuestra sociedad en los próximos años. Y también un nuevo escenario de batalla entre China y Estados Unidos que deja a la Unión Europea en una difícil tesitura: abrirse al progreso tecnológico procedente de Asia o confiar en las dudas surgidas en Washington.
Venezuela, Siria, el acuerdo nuclear iraní y la sombra de nuevos aranceles. El océano que separa a Estados Unidos y la Unión Europea no ceja de aumentar. En un primer momento, el bloque comunitario se instauró en la política del 'laissez faire' ante el huracán Trump, pero ahora busca expandir sus amistades con otras regiones y aguantar el pulso a Washington en buena parte de temas del tablero de ajedrez mundial.
“El panorama de la cumbre del G20 es bastante sombrío”. Así comienza la misiva conjunta que Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, y Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión, han enviado a los 19 países que asistirán el próximo fin de semana a cita en la capital argentina. El encuentro llega en mitad de la convulsión mundial que agita los pilares del multilateralismo y del libre comercio.
Si hay algo que evidencian las elecciones legislativas celebradas este martes en Estados Unidos es que el país está dividido. Con la tasa de participación más elevada de las últimas décadas, los comicios permiten el regreso de los Demócratas al Congreso, mientras que el Senado continúa tintado de rojo. Para la UE, los resultados son una buena noticia, pues la cámara baja podrá ejercer más control sobre el proteccionismo de Trump y forzar una investigación sobre la trama rusa.
El último ataque del presidente estadounidense Donald Trump al mundo multilateral que nació tras la Segunda Guerra Mundial ha tenido como epicentro el Tratado de Reducción de Armas de Medio y Corto Alcance (INF, por sus siglas en ingles) firmado por Míjail Gorbachov, líder por entonces de la URSS, y Ronald Reagan, presidente de EEUU, en 1987. El inquilino de la Casa Blanca ha anunciado que retirará a su país del pacto. La UE le insta a “reconsiderar su posición” en beneficio de la seguridad mundial.
“Mission acommplished”. Es el mensaje que trae Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, de Washington. Estados Unidos y la Unión Europea han sellado un alto al fuego en la guerra comercial en forma de un soft TTIP. Un exultante Donald Trump, presidente de Estados Unidos, celebraba que las relaciones transatlánticas comienzan una nueva era.
El acuerdo alcanzado ayer in extremis entre Trump y Juncker para evitar el asalto final de una guerra comercial que amenazaba con hacer temblar los pilares del mundo liberal deja en los motores de la Unión Europea un sabor diferente. Alemania está encantada: la amenaza de imponer tasas al sector del automóvil deja de ser –por ahora- un dolor de cabeza. En Francia, sin embargo, no ha sentado tan bien.
Estados Unidos ha pasado de ser el gran aliado al gran dolor de cabeza de la Unión Europea. Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión, ya está en Washington para evitar que la guerra comercial alcance otro nivel. De interlocutor tiene al impulsivo Donald Trump, presidente de Estados Unidos. Dos estilos se baten en la mesa de negociación: un animal político frente a un monstruo empresarial.
Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión, arranca el miércoles uno de los viajes más complicados de su mandato con un objetivo: la Casa Blanca. El luxemburgués intentará evitar el estallido final de la guerra comercial y “desdramatizar” las relaciones con su interlocutor, Donald Trump. La escenografía de la cita bate al pragmatismo y la habilidad diplomática con los impulsos y los tuits incendiarios.
Montenegro ha sido el último país en unirse a la OTAN. Y es uno de los mejores posicionados para formar parte de la Unión Europea en el futuro. Donald Trump, presidente de EEUU, ha asegurado no entender por qué habría que proteger a Montenegro bajo el paraguas del Artículo 5 de la OTAN. “Son agresivos y podrían desatar la Tercera Guerra Mundial”, ha afirmado.
Solo horas antes de reunirse con Vladimir Putin, presidente de Rusia; tan solo unos días después de haber estado reunido con los socios europeos en la cumbre de la OTAN; y unas horas después de cuestionar la política negociadora del Brexit de Theresa May, primera ministra británica, Donald Trump, presidente americano, asegura que la Unión Europea “es un enemigo”.
Donald Trump, presidente de Estados Unidos, llegó a la cumbre de la OTAN, cantó mientras el resto de países aliados bailaban a su alrededor y se fue. La de una orquesta desentonada ha sido la crónica de estos dos días de cita anual de la Alianza Atlántica. Siempre con el director de la banda insistiendo en lo bien que había sonado. A pesar de los tonos desafinados.
Donald Trump, presidente de Estados Unidos, ha aterrizado en la cumbre de la OTAN poniendo a Alemania en el centro de mira. Ha acusado a Berlín de ser rehén de Rusia, de estar totalmente controlada por Moscú y ha criticado con dureza la construcción del gaseoducto Nord Stream 2. La canciller Angela Merkel se ha defendido aludiendo a su pasado en la Alemania ocupada.
La OTAN busca reencontrar su razón de existir en medio de su gran discrepancia: el gasto en defensa del 2%. Esta es la única obsesión de Donald Trump, presidente de EEUU, en la cumbre que arranca el miércoles en Bruselas con sus 28 socios aliados. La cita se prevé tensa y con la confianza transatlántica bajo mínimos, un solo tuit puede hacerla saltar por los aires.
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