En una carta filtrada ayer a la prensa y enviada el pasado diciembre, David Davis, ministro para el Brexit, avisaba a Theresa May, primera ministra británica, de que la Unión Europea se estaba preparando para un escenario de “no acuerdo”, una postura que Londres considera peligrosa aunque el propio Gobierno británico está empezando a trabajar en ello. Bruselas considera “natural” prepararse ante cualquier eventualidad.
Theresa May, primera ministra británica, ha comenzado el 2018 con planes para realizar cambios en su gabinete. Algunos medios británicos han publicado que estaría pensando en crear un puesto dentro del ministerio para la salida de la UE que se encargue exclusivamente de la preparación de los planes para el escenario de un no acuerdo. Además hoy, el eurodiputado eurófobo Nigel Farage se ha reunido con Michel Barnier, negociador jefe de la Comisión Europea.
La prueba real para la Unión Europea en torno a las negociaciones del Brexit llega ahora, con la segunda fase. Emmanuel Macron, presidente de Francia, lo sabe. Por ello, ha instado a sus 27 compañeros a no caer en el “dilema del prisionero” y mostrar confianza y cooperación primando el interés común al individual. De lo contrario sería “desfavorable” para la UE y para todos, advierte.
Michel Barnier, negociador jefe de la Comisión Europea para el Brexit, ha presentado hoy las recomendaciones de la Comisión Europea para la siguiente ronda de negociaciones con el Reino Unido. El francés ha propuesto que el periodo transitorio pedido por Londres no se alargue más allá del 31 de diciembre de 2020.
Theresa May, primera ministra británica, ha pasado muy malas noches en Bruselas. Presionada por sus homólogos o viendo sus posiciones derrumbadas en mitad de reuniones. Pero lo que recibió ayer fue aplausos por parte de los Veintisiete, piropos y felicitaciones. Hoy el bloque comunitario ha aprobado las directrices de negociación de la segunda fase.
El viernes pasado parecía que finalizaba un mal sueño, el fantasma de no lograr ni siquiera un acuerdo sobre los términos del divorcio. Pero muchos en Bruselas, aunque contentos por el acuerdo, desconfiaban de lo que pudiera ocurrir cuando Theresa May, primera ministra británica, y su equipo, contaran a su regreso al Reino Unido. Y eso ha hecho que continúen los tira y afloja desde el pasado viernes. Además, May ha perdido un voto decisivo en Westminster.
El Reino Unido entró en las negociaciones dispuesto a levantarse de la mesa desde el primer minuto. El acuerdo al que se llegó durante la madrugada del viernes ha sido la última demostración de que Londres no ha preparado bien las negociaciones ni ha establecido objetivos realistas, lo que le ha llevado a ceder en todas sus líneas rojas de una forma u otra.
Cerrada la primera fase de la negociación del Brexit, la dedicada al divorcio, algunos creen que lo peor ha pasado. Pero lo cierto es que ahora comienza la fase más complicada, la de la negociación de las relaciones futuras, incluido un acuerdo comercial, y del periodo transitorio de dos años pedido por Londres. Aquí Europa ha tenido acceso al primer borrador de la segunda fase de las negociaciones.
El almuerzo del lunes entre Theresa May, primera ministra británica, y Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, terminó sin un acuerdo sobre la primera fase del Brexit. May volvió a Londres con su partido dividido, una crisis con distintas regiones y un caos general sobre hasta dónde está dispuesta a aceptar. Los Veintisiete están “preocupados” y esperando una oferta británica antes del domingo.
La Unión Europea y el Reino Unido han estado cerca de lograr un acuerdo para finalizar la primera fase de las negociaciones de la desconexión británica del bloque comunitario, pero sigue habiendo diferencias sustanciales. Habrá una nueva ronda de negociaciones a finales de esta semana para intentar superarlas. Donald Tusk, presidente del Consejo, ha sido optimista en un mensaje lanzado el día en el que se acaba la “fecha límite” que impuso a Londres.
Donald Tusk, presidente del Consejo, ha visitado hoy Dublín, donde se ha reunido con Leo Varadkar, primer ministro irlandés, para discutir sobre las negociaciones del Brexit. Durante la última semana Irlanda ha insistido en que no se debe pasar a una segunda fase de las conversaciones sin tener una solución real para evitar una frontera dura con Irlanda del Norte. Hoy Tusk ha subrayado el apoyo de la UE a la posición irlandesa.
Cristina Cifuentes, presidenta de la comunidad de Madrid, ha participado hoy en el Pleno del Comité de las Regiones. La sesión ha centrado el debate en torno a al impacto de la salida del Reino Unido a nivel local y regional. La madrileña se ha subido al carro de los que ven en el Brexit una oportunidad y ha desatacado que la región que preside reúne las condiciones que toda empresa querría para sentar su sede. Madrid ha ofrecido 330 ser destino.
Según el Financial Times, el Gobierno británico habría acordado con Bruselas pagar una factura financiera de entre 45.000 millones y 55.0000 millones de euros netos por el Brexit. Michel Barnier, negociador de la Comisión Europea, lo ha calificado de “rumores” y ha explicado que siguen trabajando sobre ello. Por otro lado, Phil Hogan, comisario de Agricultura, ha admitido que se ha visto “movimiento durante las últimas 24 horas”.
Muchos han estado centrando su atención sobre la factura financiera que el Reino Unido debe pagar por salir de la Unión Europea. Ahora el problema fronterizo entre la República de Irlanda (UE) e Irlanda del Norte (Reino Unido), se enmarca como la principal barrera para lograr un acuerdo con el que pasar a una segunda fase de las negociaciones del Brexit, dedicado a las relaciones futuras.
Theresa May, primera ministra británica, ha visitado hoy Bruselas con una importante agenda de reuniones dedicadas al Brexit bajo el brazo. Aprovechando la Cumbre de la Asociación Oriental, May ha comido con Angela Merkel, canciller alemana y se ha reunido con Donald Tusk, presidente del Consejo. La primera ministra ha defendido que se están realizando progresos, aunque ha admitido que hay “problemas”.
El debate sobre los derechos con los que cuentan los ciudadanos comunitarios en suelo británico está en el centro de la negociación del Brexit. Ayer, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sentenció que el Reino Unido no puede negar a una ciudadana española con pasaporte británico que viva en el país con su marido argelino, aunque este no sea ciudadano de la UE.
Bruselas ha dado dos semanas al Reino Unido para poner encima de la mesa una cifra para la factura de liquidación financiera que deberá aportar Londres por su salida de la UE. Si fracasa en su intento, el Consejo confirmará que no hay progresos suficientes y la consecuencia puede ser que el escenario de un no acuerdo coja enteros.
Las negociaciones de la salida del Reino Unido de la Unión Europea tienen múltiples caras. Uno de sus aspectos fundamentales es el continuo ‘peloteo’ entre Bruselas y Londres: ambos lados de la mesa no paran de asegurar que la pelota está en el tejado del otro. Donald Tusk, presidente del Consejo, ha asegurado hoy en el Pleno de Estrasburgo que “depende de Londres cómo terminará esto: con un buen acuerdo, mal acuerdo o sin Brexit”.
A finales de abril, Theresa May, primera ministra británica, invitó a cenar en Downing Street a Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea. El encuentro fue un desastre y se filtró a la prensa alemana. En esta ocasión ha vuelto a haber filtraciones, aunque el presidente del Ejecutivo comunitario ha negado algunas de las informaciones publicadas.
La Cumbre de octubre estaba destinada a ser clave en las negociaciones del Brexit: en un planteamiento inicial sería la reunión en la que, si todo iba bien, los Veintisiete certificarían que había un “progreso suficiente” para pasar a una segunda fase. Sin embargo las conclusiones dirán que no lo hay, y se emplaza la cita a diciembre. Si en el Consejo de Navidad no se certifican los progresos necesarios, las conversaciones entrarán en un punto crítico.
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