La UE y Turquía celebran estos días en Ankara su primer encuentro de alto nivel después en un año y medio en pleno ‘impasse’ de su relación. Un tiempo en el que pocas cosas han cambiado: el presidente turco Erdogan continúa su deriva autoritaria de forma paralela a la que aumenta la dependencia entre Turquía y la UE en materia migratoria, comercial y de seguridad.
“La posición oficial de la Comisión Europea solo la expresa su presidente, Jean-Claude Juncker". Así de tajante se ha mostrado el Ejecutivo comunitario poco después de que Johannes Hahn, su comisario de Vecindad, pidiese el fin de las negociaciones de adhesión con Turquía. No es la primera vez que el austríaco hace este llamamiento. La entrada de Ankara a la UE está en muerte clínica y ambos lo saben, pero en la UE prefiere dejar el tiempo fluir para no perjudicar la relación comercial, migratoria y de seguridad.
El Parlamento Europeo ha aprobado este martes por 544 votos a favor, 28 en contra y 74 abstenciones cortar los fondos de pre-adhesión a Turquía. Es la respuesta a la deriva autoritaria que continúa el presidente turco Recep Tayyip Erdogan. La canciller alemana Angela Merkel es la impulsora de esta propuesta. La entrada de Turquía al club comunitario se encuentra en muerte clínica, pero la Unión mide sus palabras por los intereses compartidos con el país del Bósforo, especialmente en materia migratoria.
Recep Tayyip Erdogan arrasó en las elecciones del domingo en una Turquía polarizada. El 52,6% de los turcos lo han consolidado como el líder con más poderes de la historia moderna del país. El primer líder europeo en felicitar al sultán por su victoria ha sido el húngaro Viktor Orbán; el último el galo Emmanuel Macron. Junto a Federica Mogherini, Alta Representante de Exteriores de la UE, coinciden en la necesidad de “estabilidad”. Aunque cada uno a su manera.
Turquía se juega mucho este domingo en las que probablemente sean las elecciones más importantes de su historia reciente. Aupar al poder al Recep Tayyip Erdogan post-referéndum le consagraría con todos los poderes alejándole más, si cabe, de su futuro europeo. Bruselas y Ankara viven destinados a una relación de asociación. Ambas saben que el proceso de adhesión está muerto, pero buena parte de sus relaciones futuras lo decidirán las urnas de este domingo.
Hace unas horas, Mevlut Cavusoglu, ministro de Exteriores turco, anunciaba que el acuerdo de readmisión de migrantes que mantiene con Grecia quedaba suspendido. Eso sí, subrayó que este movimiento no afecta en ninguna medida al publicitado acuerdo migratorio UE-Turquía. Bruselas ha señalado que la suspensión de este acuerdo bilateral tendrá un “impacto leve” en la presión migratoria sobre el Mediterráneo.
La Comisión Europea ha publicado hoy su informe anual sobre el estado de los países candidatos a la UE. El documento ha sido el más duro con Ankara de la última década. Bruselas pide a Erdogan que ponga fin al estado de excepción “sin demora” y confirma además que no abrirá nuevos capítulos para la adhesión. El esperado documento es un varapalo para el país del Bósforo, pero no descongela la muerta clínica de sus relaciones.
Turquía ha utilizado fondos de la Unión Europea para comprar material militar destinado a frenar a los refugiados sirios en la frontera. Es la conclusión de una investigación del portal francés ‘Mediapart’. La Comisión ha negado suministrar a Ankara “ningún tipo de equipamiento”. “Lo que hacemos es proporcionar apoyo para asegurarnos de que la gestión fronteriza se está haciendo de forma adecuada”, ha apuntado hoy a través de su portavoz.
Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión, ha comenzado su intervención en la cumbre UE-Turquía apuntando a que la última vez que estuvo en la ciudad búlgara de Varna estaba soleado. Hoy no se ve el cielo y llueve. A propósito o no, lo cierto es que su símil refleja la situación actual que atraviesan las relaciones UE-Turquía. Del encuentro no ha salido nada destacado. Tal como lo ha descrito el luxemburgués ha habido “sentimientos encontrados, pero mensajes iguales”.
Pocos aliados le quedan al Gobierno de Recep Tayyip Erdogan dentro de la UE. Y Bulgaria, que acoge estos meses la Presidencia del Consejo, es uno de ellos. Sin embargo, no por ello se ha librado de la nostalgia otomana del mandatorio turco que hace unos días apeló al sentimiento turco “espiritual” de una ciudad búlgara. La semana que viene se celebra la cumbre UE-Turquía para definir las relaciones futuras. El nuevo frente se suma a los de Chipre, Grecia o Afrín.
Turquía sigue calentando el encuentro con líderes europeos que tendrá lugar en la ciudad búlgara de Varna dentro de 20 días. Al incidente de hace unos días sobre la disputa del gas que mantiene con Chipre -momento en el que Erdogan señaló estar dispuesto a invadir la isla como hizo en Afrín-, se ha unido ahora la detención de dos militares griegos. Bruselas ha pedido una salida a la crisis "rápida y positiva".
La batalla del gas en aguas chipriotas ha vuelto a tensar la angosta relación que viven la UE y Turquía. Tras un incidente en el Mediterráneo Oriental, el presidente turco ha advertido a Chipre de no “atravesar la línea”. Y no le ha temblado el pulso para asegurar que podría realizar en la isla una intervención militar “como la de Afrín”. La UE le ha emplazado a no amenazar a un Estado miembro y a respetar la soberanía chipriota.
La UE ha invitado a Turquía a una cumbre que se celebrará el próximo 26 de marzo en la ciudad búlgara de Varna para abordar el futuro de sus intereses comunes y su relación. La deriva autoritaria de Erdogan ha dejado la relación Bruselas-Ankara en mínimos que no se recuerdan. Con su adhesión en muerte clínica, su entendimiento es imperativo; pues les unen intereses comunes como el terrorismo, el comercio o la migración.
No es el primer debate que la Eurocámara celebra sobre Turquía y previsiblemente no será el último. El de hoy ha estado marcado por la invasión de Ankara a la ciudad siria de Afrín. Un acto que han condenado en bloque los grupos parlamentarios calificando la acción de contraria al Derecho Internacional y una provocación de un miembro de la OTAN. De forma paralela ha tenido lugar una manifestación de condena en la capital comunitaria.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan visitó este fin de semana el Elíseo. En el encuentro, Emmanuel Macron, presidente francés, cerró la puerta a cualquier avance de su país en el proceso de adhesión. Una puerta ante la que está “seriamente cansado” de esperar el turco. Ambos evidenciaron que la relación futura entre Bruselas y Ankara se erigirá en forma de asociación y no de adhesión.
Bruselas ha calificado de “impresionante” el progreso del Mecanismo de la UE para los refugiados en Turquía. De sus 3.000 millones de euros han sido asignados 2.900 y alrededor de un millón de personas han podido beneficiarse. No obstante, el país euroasiático acoge a más de 3 tres millones de sirios, muchos de los cuales se encuentran privados de sus necesidades más elementales, especialmente niños.
Parece que el mensaje de Bruselas, de alguna manera, ha calado en Turquía. Horas después de que el Parlamento Europeo decidiese recortar los fondos de pre-adhesión turca, algo debatido en la última cumbre bajo la bandera de Alemania, el país del Bósforo ha liberado a diez activistas del llamado grupo los ‘Once de Estambul’. Entre ellos hay un periodista alemán y una miembro de Amnistía Internacional.
Angela Merkel, canciller alemana, ha liderado la posición para que la Comisión Europea recorte o redistribuya los fondos destinados a la preadhesión turca. Los Veintiocho están divididos entre los que piden mano dura con Erdogan y los que lo temen. No obstante, hoy ha salido de la Cumbre europea un mensaje claro: es hora de que Ankara se deje de bravuconerías y vuelva a la mesa de negociación. Diálogo sí, pero serio.
Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo, ha instado hoy al Consejo Europeo a determinar su posición con respecto a la relación UE-Turquía. Amnistía Internacional (AI) ha pedido a los líderes europeos que condicionen cualquier acción sobre Turquía a la mejora de su situación de derechos humanos. El Gobierno de Erdogan ha puesto en el último año a más de 50.000 activistas y periodistas entre rejas.
La adhesión turca será uno de los temas estrella de la próxima Cumbre de líderes europeos. Los Estados miembros navegan entre aquellos que, liderados por Alemania, quieren hablar alto y claro sobre las relaciones UE-Turquía y poner fin de forma oficial a la adhesión y los que temen la reacción de un tan imprevisible como necesario Erdogan en el escenario regional y en la crisis de refugiados.
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