Merkel, la soledad de una europeísta de fondo

por Jesús González Mateos

Merkel, la soledad de una europeísta de fondo

La canciller alemana, Angela Merkel, vive sus horas políticas más difíciles. Sus socios de coalición bávaros de la CSU le han dado un ultimátum de dos semanas para corregir lo que en su opinión es una equivocada política de refugiados e inmigración. Una crisis que puede afectar al gobierno que costó más de cinco meses formarse y que podría derivar en nuevas elecciones en Alemania de incierto resultado. La decana de los líderes europeos, nacida en el Este germano en la época de la dominación soviética, hija política de Helmut Kohl y heredera de su europeísmo convencido, sabe bien lo que la unificación alemana debe al conjunto de los europeos. Pero la memoria de los pueblos y sus gentes es tan débil, como egoísta es la condición humana cuando se trata de demostrar al extranjero pobre su solidaridad. La mujer que ha resistido los embates de todas las crisis que han afectado a la Unión Europea en la última década, se ve ahora una vez más obligada a hacer frente a la ola de xenofobia que recorre Europa en su suelo patrio. Luchó por la supervivencia del euro, errada o no, con sus políticas de equilibrio presupuestario y fue la primera en ver la necesidad de acoger a los millones de seres humanos que huían del drama de la guerra en Siria.

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