En los últimos meses la canciller Ángela Merkel ha protagonizado tres episodios de temblores en actos públicos, lo que ha disparado las alarmas sobre su estado de salud y su capacidad para seguir al frente del gobierno alemán. A estos rumores se une la debilidad mostrada por Merkel en los Consejos Europeos para el nombramiento de los candidatos a presidir las instituciones europeas los próximos 5 años. La otrora superpoderosa líder europea se ha visto ninguneada por sus colegas del Partido Popular Europeo y por el resto de los mandatarios, llegando incluso Macron a poner encima de la mesa el nombre de su ministra de Defensa como candidata a presidir la Comisión Europea. Una astuta treta del presidente galo cuyos portavoces se encargaron de filtrar adecuadamente a la prensa europea para minar la imagen de Merkel. En suma, un juego de tronos de alto riesgo, pues, la debilidad de Merkel, hoy por hoy, se traduce en la debilidad de Europa.
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