A escasos tres meses del final de la legislatura europea, la Comisión Europea ha lanzado su “Primera estrategia industrial europea de defensa para mejorar la preparación y la seguridad de Europa”. Hace dos semanas, en la cumbre del segundo aniversario de la invasión de Ucrania por Rusia celebrada en París, el presidente Macron llamaba a sus socios europeos a tomar conciencia de la necesidad de rearme ante la amenaza de un ataque ruso en territorio de la UE. Y la semana pasada, en el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo, la presidenta Von der Leyen advertía que la “amenaza de guerra puede no ser inminente, pero no imposible”. Pareciera que los líderes europeos y los responsables de las instituciones comunitarias hubieron caído presas del pánico, a raíz de la muerte en prisión del opositor a Putin, Alexei Navalny y de las noticias del frente ucraniano con avances de las tropas rusas.
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