La campaña comunitaria de "banderas azules", con las que se distingue a las playas europeas de mayor calidad, ha registrado pocos abusos reales durante sus más de diez años de existencia. Por este motivo, la comisaria europea de Medio Ambiente, Ritt Bjerregaard, cree que no es necesaria una mayor vigilancia del cumplimiento de sus normas, sino que basta con los tradicionales controles por sorpresa a las playas elegidas. Los que sí deben concienciarse y avisar de las anomalías, afirma la comisaria, son los ciudadanos.
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