La cumbre del lanzamiento del euro podía haber durado tres horas: fue el tiempo que dedicaron los ministros de Economía y Finanzas y los Jefes de Estado y de Gobierno a las reuniones formales en las que aprobaron la entrada de once países en la zona euro, las paridades bilaterales que regirán monedas nacionales y el funcionamiento del Euro-11. La larga sobremesa que siguió a la comida informal de jefes de Estado y de Gobierno, animada por las negociaciones para acaparar la presidencia del Banco Central Europeo (BCE), duró sin embargo más que los tres Consejos celebrados, irritando entre otros al presidente del Parlamento Europeo, José María Gil-Robles.
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