La Comisión Europea ha publicado hoy un informe basado en los resultados de 17 proyectos de investigación sobre los efectos de la inmigración en Europa. El estudio muestra que el incremento de la población inmigrante no conduce directamente al aumento del desempleo y la delincuencia. Es más, los inmigrantes tienden a aceptar los trabajos marginales que los ciudadanos europeos no quieren realizar, por lo que contribuyen a que Europa no sufra un recorte en la mano de obra.