Las luchas de poder en una Europa en crecimiento amenazan con abortar el objetivo de dotarse de una política común de defensa y, peor aún, con romper la unidad de la comunidad de naciones que ha preservado la paz en los últimos cincuenta años. El nuevo enemigo de la seguridad internacional -el terrorismo de estado capaz de utilizar medios de destrucción masiva- se frota las manos. Veremos si la llamada a la responsabilidad de ocho gobernantes europeos logra restaurar la concordia, única posibilidad de evitar una guerra en Irak y el comienzo de un periodo negro de la historia.