El coste de la mano de obra por hora trabajada en los futuros socios de la Unión Europea es seis veces inferior al de la media de los Quince y cuatro veces más bajo que en España. Según la última estadística elaborada por Eurostat sobre los costes laborales en 2000, cada hora de trabajo en la industria y los servicios de los países candidatos cuesta una media de 3,47 euros, mientras que asciende hasta los 22,19 euros en el caso de los Estados miembros. Estas disparidades son igual de acusadas si se analizan los datos de los países de la ampliación y los actuales Estados miembros por separado.