Los efectos del 11 de septiembre se dejaron sentir en el sector turístico de los países del mediterráneo, su principal actividad económica, durante el año 2002. Según un análisis comparativo realizado por la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), la tendencia negativa comenzó en 2000 con el inicio de la segunda intifada, que afectó especialmente a Israel, Jordania y Siria. Esto sumado a otros factores como la evolución económica de la Unión Europea -principal socio comercial de la zona mediterránea- incidieron en el estancamiento económico de los países del proceso de Barcelona, aunque registraron un crecimiento económico cuatro veces superior al de la UE.