Europa es la región del mundo que tiene la mayor cantidad de trabajadores inmigrantes, unos 30 millones de personas que proceden en su mayoría del sur y del este de Europa. Desempeñan las tareas menos cualificadas, especialmente en sectores con alta densidad de mano de obra, como el de la limpieza o los restaurantes. Además, según denuncia la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), sufren discriminación con respecto a los trabajadores nacionales, en especial las mujeres, como ocurre por ejemplo con las trabajadoras turcas, que pueden ganar hasta 60 por ciento menos que sus compañeras belgas.