En 2003, la Unión Europea destinó el 2,3% de su Producto Interior Bruto (PIB) a ayudar a los desempleados y a ciertos sectores desfavorecidos de la población a integrarse en el mercado de trabajo. Lideró la clasificación por encima de la media Dinamarca (4,5%) y por debajo Grecia (0,5%). España se situó entre los segundos, con un 2,1%. Según desvelan los últimos datos publicados por la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), el 1,4% del PIB (más del 60% del gasto total) se tradujo en ayudas al desempleo, mientras que sólo el 0,7% fue invertido en actividades de formación. El país que más invirtió en este apartado fue nuevamente Dinamarca (1,5%)
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