La Presidencia británica de la UE fracasó ayer en su intento de flexibilizar el mercado de trabajo en la Unión Europea y permitir excepciones para ampliar hasta un máximo de 65 horas semanales la jornada laboral. Más de una docena de delegaciones, entre ellas España, Francia y Alemania, rechazaron las varias propuestas británicas. El resultado obligará a la próxima Presidencia austríaca, que dirigirá la UE durante el primer semestre de 2006, a abordar este debate en una de sus primeras reuniones con el objetivo de cumplir con el compromiso de revisar la directiva sobre tiempo de trabajo.
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