La cumbre de la semana pasada pasó de largo sobre un tema que había levantado ciertas expectativas. Estaba previsto que Josep Borrell, en nombre del Parlamento Europeo, preguntara, en su discurso de apertura el jueves, a los líderes de los Veinticinco si tienen intención de cambiar en los tratados la cláusula que establece tres lugares de trabajo para los eurodiputados: Bruselas, Luxemburgo y Estrasburgo. El español dio marcha atrás en el último momento a petición del presidente de turno del Consejo, Wolgang Schussel, que, tras realizar una serie de consultas, constató la resistencia de los socios -en particular de Francia, que alberga una de las sedes- a sumar este asunto a su ya de por sí "particularmente sensible" agenda debido al tema de la Constitución europea.
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