Hace tiempo que la televisión y el teléfono dejaron de ser un privilegio. Ambos se han colado en prácticamente todas las casas europeas. El progreso y la competencia hacen que la oferta de servicios de comunicación sea cada vez más amplia y que los ciudadanos puedan optar por una gran gama de productos que les hagan la vida un poco más fácil o amena. Las mil encuestas personales en los veinticinco Estados miembros realizadas por la Oficina Europea de Estadística (Eurostat) dan algunas pistas sobre el comportamiento de los consumidores ante los avances tecnológicos, y revelan que más del 97% de los hogares comunitarios dispone de servicios telefónicos y, al menos, un televisor.