La Comisión Europea se ha propuesto plantar cara a la dependencia energética de los Veinticinco al tiempo que frenar la discriminación que sufren los agricultores de ocho de los nuevos países de la UE, en comparación con los de los antiguos quince socios que, junto con los de Malta y Eslovenia, disfrutan de ayudas destinadas a favorecer la producción de materias primas que sirvan para la fabricación de biocarburantes. Bruselas estima que, de aplicarse este régimen en toda la UE, se pondría solución a los dos problemas y se simplificaría la gestión de la Política Agraria Común (PAC), mejorando también los pagos directos que se entregan a los profesionales del sector.