La reunión en Trípoli (Libia) entre la Unión Europea (UE) y los estados africanos para cerrar los acuerdos de cooperación sobre migración se ha visto enturbiada por la falta de consenso en dos cuestiones fundamentales: el aumento de fondos europeos que África pedía y su resistencia a aceptar la readmisión de emigrantes ilegales. Los países africanos, liderados especialmente por Nigeria, Argelia, Egipto y Sudáfrica, rechazaban adoptar un compromiso para cooperar en la repatriación de ilegales sin la voluntad europea de crear un fondo de financiación específico para la emigración.