El término "diálogo intercultural" se ha puesto de moda desde el 11S en la Unión Europea como emblema de su lucha contra el terrorismo y el radicalismo y como intento de establecer una relación "positiva" con el Islam. No obstante, en un informe publicado por el grupo de expertos "European Policy Centre", Sara Silvestri, del centro de estudios internacionales de la Universidad de Cambridge, concluye que, aunque el término sea útil, no es la "panacea" y cuenta con defectos que radican en la "ambigüedad" de su significado. Considera que esto ha provocado que las propias Presidencias de la UE hayan interpretado de maneras distintas sus relaciones con los musulmanes. Uno de los principales problemas ha sido considerar que el término sólo se refiere a los contactos entre la Unión Europea y el Islam, lo que puede contribuir a fomentar el aislamiento de este pueblo.