El proyecto EUCLOCK, financiado por la Unión Europea, ha advertido que el reloj biológico humano no se adapta con facilidad al retraso de una hora en primavera. Sin embargo, el adelanto de hora de otoño, que se produjo el pasado fin de semana, el organismo lo recibe con naturalidad. Las conclusiones del proyecto se basan en el estudio de los patrones del sueño en más de 50.000 personas.
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