Los representantes de 190 países del mundo llevan reunidos en Bali desde el 3 de diciembre en la XIII Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Sin embargo, el tablero de ajedrez continúa en tablas, ya que los líderes mundiales se han dividido en dos bloques y se niegan a ceder un movimiento al contrincante. Por un lado, la Unión Europea y otros países abogan por reducir en un 20% las emisiones de dióxido de carbono a corto plazo de manera obligatoria, mientras que Estados Unidos continúa firme sin comprometerse, salvo de manera voluntaria y a largo plazo -disminuyendo las emisiones en un 50% para 2050-. Los países subdesarrollados reivindican, con razón, que son las grandes potencias las que deberían llevar el testigo en la lucha contra el cambio climático. La cita no concluirá hasta que las potencias lleguen a un acuerdo.