El Parlamento Europeo y la Presidencia checa están a la greña. Según la Eurocámara, la postura de los checos -que defienden que el cuidado infantil es una alternativa válida a una carrera profesional- no hace sino consolidar el concepto del hombre-trabajador y la mujer-ama de casa. La respuesta a estos reproches no se ha hecho esperar. Entre otros argumentos, Praga ha señalado que es necesario evaluar los riesgos antes de mandar a los niños menores de tres años a la guardería con el fin de que sus padres puedan trabajar.