Los planes de reestructuración presentados por el banco franco-belga Dexia no han convencido a la Comisión Europea, por lo que ha decidido someterlo a un "examen profundo". Quiere cerciorarse de que los cerca de 160 millones de euros que Francia, Bélgica y Luxemburgo han inyectado a la banca servirán para devolverle la viabilidad perdida con la crisis económica y financiera actual.
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