Ayer comenzó el recuento de los votos de las elecciones en Moldavia, después de que los partidos de oposición al Gobierno comunista actual las tildaran de pucherazo. El presidente moldavo, Vladimir Voronin, en un intento de lavar su imagen, pidió el recuento de las papeletas, pero el Partido Liberal y el Partido Liberal Democrático, en la oposición, se han negado. "Podría desviar la atención del verdadero problema que se encuentra en las listas electorales y no en los votos presentados", según los líderes de la oposición. Las eurodiputadas populares se han puesto del lado de la oposición. A Rumanía también le ha salpicado el supuesto caciquismo en su país vecino. Voronin, tras acusar al Estado miembro de estar detrás de los revuelos, ha expulsado a su embajador de Moldavia y ha anunciado la imposición de visados para los rumanos. Hans-Gert Pottering, presidente de la Eurocámara, ha condenado hoy estas acciones.
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