Un año después de establecer su registro de grupos de presión -lobbys-, la Comisión Europea ha hecho balance y considera un éxito el camino recorrido hasta ahora, pero admite que hay varios agujeros negros que abordar. Entre ellos, la escasa presencia de grupos de reflexión -think tanks- y de bufetes en la lista, que acumula cerca de 2.000 organizaciones. Las dudas sobre el carácter voluntario del registro siguen siendo un caballo de batalla para la Comisión, que considera que todos estos grupos irán sumándose paulatinamente. El Ejecutivo comunitario cree conveniente asimismo llevarlo a cabo conjuntamente con la Eurocámara.