Los ministros de Medio Ambiente de la Unión Europea llegaron recientemente a una posición común para limitar las emisiones de compuestos orgánicos volátiles desprendidas durante el uso de disolventes. Su empleo es común en el recubrimiento de vehículos o de superficies de madera y de tejidos, la limpieza en seco, la fabricación de calzado y de productos farmacéuticos y las imprentas. Las pequeñas instalaciones que se dediquen a estas actividades tendrán que cumplir criterios menos estrictos.
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