Dos historias muy diferentes parecen estar ocurriendo al mismo tiempo en referencia a Libia. Por un lado, la de un coronel Gadafi en paradero desconocido que ha visto su palacio presidencial ocupado por los rebeldes y que arenga a sus fuerzas para que sigan luchando y debatiéndose entre la muerte y la victoria. Por otro, la UE piensa en cómo contribuir al futuro de la nueva Libia mientras afirma estar “preparada” para hacer frente a las necesidades humanitarias del país.
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