El Gobierno griego admitió ayer que la troika de inspectores de la UE, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE) están presionando al país para que lleve a cabo las reformas a las que se ha comprometido como condición a su rescate. Sin embargo, ha advertido de que la recesión está dificultando lograr los compromisos fiscales, por lo que pide que la ayuda de sus socios, acordada el 21 de julio, se ponga en marcha cuanto antes.
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