La situación se recrudece por momentos en Malí, donde el número de refugiados y de desplazados internos sigue creciendo. La seguridad alimentaria, el vacío de poder y los cortes en las vías de aprovisionamiento son los principales desafíos para los trabajadores humanitarios. Bruselas ha instado a los países vecinos a que abran sus fronteras y respalden a los ciudadanos malienses.
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