El eurodiputado popular Gabriel Mato es madrileño, pero canario de adopción. En la isla de La Palma comenzó combinando el derecho y la política con su pasión: ser árbitro de tenis. Desde 2009 la Eurocámara le recluye de lunes a viernes, donde afirma que trabaja entre 13 y 14 horas diarias. Desde su despacho ve España con optimismo y a determinados movimientos sociales, con mucha desconfianza.
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