Las etiquetas de los limones, las naranjas y las mandarinas que indican las sustancias químicas añadidas tras la cosecha son obligatorias, según una sentencia del Tribunal de Justicia de la UE que desestima el recurso interpuesto por España. Ha argumentado que es razonable advertir al consumidor ya que la piel de los cítricos es más dura que la de otras frutas, y por ello pueden sufrir tratamientos químicos más fuertes.
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