Si un territorio de un Estado miembro se independiza, se convierte en un país tercero. El primero que lo advirtió fue el expresidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, pero lo resucitó su sucesor José Manuel Barroso con el caso catalán. Ahora Bruselas insiste en que respeta los “asuntos constitucionales de los Estados”, pero recuerda que la ya llamada ‘doctrina Barroso’ se aplica también en el caso de Escocia.
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