Unión Europea

Quién es quién en las elecciones alemanas

por Nacho Alarcón

Bundestag
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Fuente: Times

Para muchos europeos las elecciones alemanas se reducen al hecho de conocer con cuánta ventaja ganará los próximos comicios Angela Merkel, la actual canciller germana. Sin embargo, el Bundestag (Parlamento alemán) es una amalgama de siglas, movimientos políticos y posibles alianzas. Para comprender el futuro de Berlín es necesario entender la composición del Parlamento.

Hoy por hoy el Bundestag es un territorio dominado fundamentalmente por los dos partidos cristianodemócratas, el CDU de Ángela Merkel y el CSU, su partido hermano en la región de Baviera. En esa alianza se concentran 309 escaños. Junto a ellos, formando Gobierno están los socialdemócratas, que suman 193 escaños. En la oposición hoy nos encontramos a dos fuerzas principales: Die Linke, que podemos traducir como ‘La izquierda’ (64 escaños) y Alianza 90/Los Verdes (63 escaños).

CDU/CSU

La Unión Democrática Cristiana (CDU) es el partido liderado por Angela Merkel, la actual canciller, y se sitúa en el centro-derecha del espectro político. La CDU se presenta en todas las regiones alemanas menos en una, en Baviera, donde concurre a las elecciones la Unión Social Cristiana (CSU). Ambos partidos forman un grupo conjunto en el Bundestag.

La CDU/CSU ha sido el partido de algunos de los cancilleres más longevos: Konrad Adenauer estuvo en el cargo desde 1949 a 1963; el recientemente fallecido Helmut Khol, que fue canciller desde diciembre de 1982 hasta octubre de 1998; o Angela Merkel, que se mantiene en el cargo desde el año 2005 y que si gana las elecciones y termina su mandato habrá roto récords manteniéndose en el poder durante diecisiete años.

La CSU es más conservadora que la CDU, y su campo de acción se limita a Baviera, donde ha ganado todas las elecciones desde la reinstauración de la democracia tras la segunda guerra mundial. La coalición solo ha contado con dos candidatos a la cancillería provenientes del CSU, y ambos cayeron en los comicios frente a los candidatos socialdemócratas. Pero el partido bávaro cuenta con importantes personajes en sus filas, como Manfred Weber, líder de los Populares en la Eurocámara.

SPD

El Partido Socialdemócrata de Alemania no pasa por los mejores momentos de sus 142 años de historia, siendo el partido más antiguo del país. En 1998 el SPD logró el 40,9% de los votos. En las últimas elecciones, en 2013, se quedó en el 25,7%. Desde la dimisión al frente del partido de Gerhard Schröder, el que, hasta ahora, ha sido el último canciller socialdemócrata (entre 1998 y 2005), el SPD ha vivido una serie de dimisiones en cadena. Pero la crisis empezó con el propio Schröder, que, ante la incapacidad de solucionar el desapego que había generado entre sus propios votantes, dejó su puesto al frente.

Así, el liderazgo ha llegado a manos de Martin Schulz, ex presidente del Parlamento Europeo que abandonó el cargo para ponerse al frente del SPD. En un primer momento, las encuestas mostraron un repunte del partido en lo que se vino a llamar el ‘efecto Schulz’, pero rápidamente y, tras las elecciones regionales en Sarre, Schleswig-Holstein y Renania del norte – Westafalia, ese efecto se evaporó.

Una de las razones fue que Schulz mostró tendencia a pactar con Die Linke, de la izquierda, lo que hizo que los votantes conservadores se movilizaran para evitar un Gobierno enteramente controlado por SPD y Die Linke, dando un mayor poder a la CDU. La candidatura de Schulz no llegó a levantar cabeza desde la derrota en las locales. En muchas encuestas de marzo a abril Schulz llegó a superar a Merkel, pero actualmente señalan que la CDU aventaja al SPD en unos 14 puntos.

Franco Delle Donne, doctor en comunicación política por la Freie Universität Berlin, explica que el partido cometió un error grave: alejarse de los jóvenes y volver al mensaje tradicional del SPD, que había llevado al partido a malos resultados electorales. “Las tres elecciones fueron mal interpretadas por la maquinaria del partido. Interpretaron que el ‘efecto Schulz’ estaba fallando y había que volver a su punto de vista tradicional, y eso hizo que empeorasen los problemas”, explica Delle Donne.

En principio la cúpula del SPD no ve con malos ojos una nueva Gran Coalición con Merkel. Y es que los líderes de los socialdemócratas siguen aplicando la máxima de Franz Müntefering, ex vicecanciller alemán: ir a la oposición es “una mierda”. El partido quiere resultar útil y prefiere influir en el Gobierno que mantenerse en los márgenes del mismo.  Delle Donne alerta: eso será un regalo para nuestro siguiente invitado.

Autor: Kevin Ninja

Autor: Kevin Ninja

AfD

Alternativa para Alemania (AfD), el partido de extrema derecha que ha hecho olvidar al Partido Nacional-Democrático Alemán (NPD), hará su primera irrupción en el Bundestag el próximo domingo según las encuestas, y en caso de que haya una Gran Coalición, se convertirá en el principal partido de la oposición. “Este partido se beneficia de esto, porque ellos tienen el discurso de la anti-política. Otra coalición significaría que no hay alternancia, que Merkel es lo único que tenemos y que si quieres otra cosa solo te queda votar a AfD”, explica Delle Donne, autor de un libro llamado ‘Factor AfD’.

El partido se creó en 2013 y se aprovechó del que seguramente haya sido el talón de Aquiles de Merkel: la crisis migratoria. Muchos han criticado a la canciller su política de puertas abiertas hacia los refugiados durante lo peor de la crisis migratoria, y los analistas apuntaban a su gestión de la crisis de refugiados como el punto de fuga de votantes de la canciller. AfD creció exponencialmente durante el pico de la crisis migratoria.

Los riesgos de que tomen las riendas de la oposición son claros. “Fomenta el discurso del odio, de una sociedad binaria dividida entre nosotros y ellos, la constante división entre los que son alemanes y merecen Alemania y ellos que son invasores. Y ese ‘otros’ lo puedes rellenar con lo que quieras”, explica el experto. “No es un discurso de clase, no son los ricos contra los pobres, sino los que están dentro y los que vienen de fuera”, asegura.

“Van a tener un escenario en el cual seguir propagando esto y obtener aún más posibilidades de aprovechar para generar provocación estratégica apareciendo continuamente en los medios”, explica Delle Donne. Además, AfD es el único de los partidos que van en cabeza que se opone al proyecto europeo: son euroescépticos, piden el regreso del marco y el desmantelamiento progresivo de la Unión Europea.

El líder del partido es Alexander Gauland, que hace poco aseguró que los alemanes tienen “el derecho de estar orgullosos de los logros de los soldados alemanes en las dos guerras mundiales”, y ha explicado que ninguna nación como Alemania ha hecho una revisión de sus errores en el pasado.

Die Linke

Su situación es difícil: nació en 2007 y es heredero del Partido Socialista Unificado de Alemania (PSUA), el partido comunista de la República Democrática Alemana (RDA), que primero se convirtió en el Partido del Socialismo Democrático (PSD) y luego se disolvió en Die Linke, una amalgama de partidos de muy distintas tendencias que van desde la izquierda anticapitalista hasta los más moderados.

Muchos alemanes se niegan a votar a Die Linke por ser herederos del PSUA, especialmente en el oeste. Pero ya cuenta con un Gobierno regional, el de Turingia. En cualquier caso, Die Linke se encuentra con un problema que ya se ha extendido en otros países: AfD está atrayendo a parte de su electorado, el voto de los trabajadores. En principio sacará entre un 9 y un 11% de los votos, peleando mano a mano con AfD por el tercer puesto.

Los Verdes

Los Verdes, asegura Delle Donne, ha perdido su lugar. Sus votantes del pasado son ahora  personas que tienen más recursos y basan su ecologismo en medidas menos fuertes que en el pasado. “Su público necesita un partido conservador edulcorado”, explica el experto, que pone de ejemplo una de las regiones más ricas de Alemania en la que gobierna Los Verdes y donde mantienen una postura más conservadora que a nivel nacional.

FDP

El Partido Democrático Libre (FDP) es el liberal, y ha sufrido durante los últimos años una profunda depresión: se quedó fuera del Bundestag en 2014, perdiendo su representación en los parlamentos regionales. La remontada comenzó en 2017, logrando mejorar sus actuaciones en Renania del Norte-Westfalia y en Schleswig-Holstein, regiones en las que está en el Gobierno.

Gran parte del cambio de tendencia se debe a Christian Lindner, el joven líder del partido, que está al frente del FDP desde 2013. “Han generado un discurso nuevo, un cambio de su identidad, dejando de ser el partido de las empresas y las corporaciones para ser el nuevo partido de los emprendedores. Y les fue muy bien”, asegura Delle Donne.

El objetivo del partido era volver al Bundestag en esta legislatura, para lo que hace falta cerca del 5% de los votos, pero hoy por hoy se sitúan entre 8 y 10%. FDP ha formado parte de Gobiernos en el pasado, incluido durante un mandato de Merkel. Aunque parece difícil que se den los números que permitan una coalición de Gobierno CDU/FDP, el partido liberal ya ha anunciado que querría la cartera de Finanzas, hoy por hoy en manos del poderoso Wolfgang Schäuble, con mucho peso dentro del partido de la canciller.

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