Rusia heredó de la Guerra Fría uno de los mayores arsenales de armas químicas del mundo. Ayer destruyó sus últimas reservas, un “momento histórico” para el presidente ruso Vladimir Putin que afeó a Estados Unidos las demoras de las suyas. La Unión Europea ha aplaudido hoy la acción de Moscú, que considera un paso más en el camino hacia un mundo libre de armas químicas.
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