Hungría ha abierto un nuevo frente internacional. Esta vez con Naciones Unidas. Ayer, Budapest pidió la dimisión de Zeid Raad al Hussein, alto comisionado de Derechos Humanos de la ONU, por haber calificado a Viktor Orbán, primer ministro húngaro, de “racista” y “xenófobo”. "La opresión se está poniendo de moda", denunció al Hussein, en unos comentarios que Budapest ha calificado de "inaceptables".
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