Podría ser una gran noticia: Turquía pone fin a su estado de emergencia dos años después y tras prorrogarlo siete veces. Pero como la gran mayoría de decisiones en la tierra del poderoso Erdogan hay un pero: el estado de excepción, bajo el que se ha encarcelado a cientos de miles de personas, ha sido reemplazado por una ley antiterrorista que legitima las detenciones en nombre de terrorismo. La mentalidad del presidente es que todo aquel que no piensa como él es un terrorista. La UE da la bienvenida también con “peros”.
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