26 países. 400 millones de personas. 50.000 kilómetros de fronteras externas y uno de los mayores logros de la UE. Pero desde la crisis de refugiados de 2015, el espacio Schengen se encuentra en jaque por los permanentes controles fronterizos internos de varios Estados miembros. Este viernes Alemania y Dinamarca han vuelto a prolongar los controles. La Eurocámara y la Comisión llevan meses dando la voz de alarma ante una costumbre que podría acabar con la libertad de movimiento comunitaria.
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