América Latina

Embajadora de Venezuela ante la UE: 'Sorprende que el Gobierno español fuerce un 1-O en Venezuela'

por María G. Zornoza

Claudia Salerno Caldera, Embajadora de Venezuela ante la UE
Claudia Salerno Caldera, Embajadora de Venezuela ante la UE
Fuente: Arend Kuester

Claudia Salerno Caldera, Embajadora de Venezuela ante el Reino de Bélgica, Luxemburgo y la Unión Europea, analiza en esta entrevista en exclusiva con Aquí Europa la crisis del país iberoamericano y las respuestas que han dado hasta la fecha España y la Unión Europea. La embajadora asegura que en estos momentos "no hay posición común europea" hacia su país y subraya: "Cualquier vía debe de pasar por el diálogo, al igual que se hizo en Cataluña".

Aquí Europa: ¿Cómo lee lo que ha ocurrido en Venezuela durante los últimos días? ¿Se lo esperaban de alguna manera?

Claudia Salerno: Nuestra impresión es negativa. Para nosotros y en conformidad a nuestras leyes lo que está haciendo el presidente de la Asamblea Nacional es violentando la Constitución y las leyes del país. Es a todo juicio un golpe de Estado, una usurpación de funciones y un movimiento que no está amparado en ninguna base legal.

La democracia en Venezuela es una democracia directa, que se ejerce mediante el voto. Y es un régimen presidencial: el presidente solo puede ser electo y depuesto por el pueblo venezolano mediante elecciones. Cualquier otra figura no existe. A lo que ha ocurrido no hay que ponerle otro nombre. No estamos ante una transición y ni mucho menos ante una transición democrática que pretende imponerse con el apoyo de la fuerza del Gobierno de Trump y más recientemente de la Unión Europea.

AE: Estados Unidos, Canadá y la mayoría de países del Grupo de Lima han reconocido a Juan Guaidó como el presidente legítimo. La UE, con sus retos de aunar las voces de los Veintiocho, ha sido más cautelosa. En unos días ha pasado de pedir las elecciones a advertir de que no llevarlas a cabo tendrá consecuencias. ¿Qué valoración hace de la posición de la Unión?

CS: Hay dos cosas interesantes que pasaron el sábado. Por un lado se estableció una posición europea con relación al tema y por otro algunos países de la UE rompieron con ella. En este momento no hay posición europea.

En el comunicado de Federica Mogherini, Alta Representante de Exteriores de la UE, está claramente expresado que si bien hacen una llamada a que se celebren unas elecciones pronto, no habla de establecer un ultimátum en los que sí se expresaron España, Francia y otros.

A partir del momento en el que España rompió la posición europea siendo la primera en hacerlo, dejó de haber una posición europea como tal. Es contradictorio que si existen negociaciones para lograr una posición europea, cuando se logra haya países que desdigan a la jefa de la diplomacia europea. Parece más una cuestión de desarreglo interno que de fondo con la posición de Venezuela. Estamos en medio de un conflicto que quizás tiene que ver más con la dinámica de la política española que con el interés que pueda tener España de buena fe en el destino de Venezuela.

AE: ¿Cómo acogen la celebración de este ultimátum de ocho días para la celebración de las elecciones transparentes y justas que pide la UE?

CS: Como Embajadora no estoy en posición ni tengo competencias para aceptar o no la llamada de elecciones. En Venezuela el único órgano que podría convocar elecciones es la Asamblea Nacional Constituyente.

La Asamblea Nacional está en estos momentos en una situación de desacato y en una gravísima situación de conflictos de intereses. En Venezuela está recogida la separación de poderes, como en todas las buenas democracias, y en este momento la misma persona dice que está ejerciendo las funciones ejecutivas y legislativas. Eso es lo más cercano a una dictadura. Con semejante conflicto de intereses y trasgresión de la ley, mal podría esa persona convocar elecciones. En unas declaraciones a Le Figaro,  preguntan a Guaidó si iba a convocar elecciones dentro de 30 días, como establece el artículo que él clama y cita para ser presidente, y contestó claramente que no, que posiblemente serían en dos, tres, seis meses o incluso un año.

Creo que lo primero que tiene que hacer la Unión Europea es preguntarle a él si estaría dispuesto a convocar esas elecciones. Pero además el problema no es un problema electoral, sino uno político de Estado que requiere de un profundo diálogo de la sociedad venezolana para que no ocurra un conflicto entre partes que piensan dos posiciones completamente diferentes e incluso adversas. De manera que la presión para poner a estas partes a confrontarse es una irresponsabilidad enorme, que no sorprende tanto del régimen de Trump pero sí enormemente de la Unión Europea, que tanta sangre ha visto correr por sus calles.

La segunda aclaración es sobre la posición sorprendente que ha tomado el Gobierno español en relación a la declaración de ultimátum. En la historia reciente, España vivió una experiencia bastante similar en la que una persona pretendía autoproclamarse y ejercer una Presidencia por la fuerza y del mismo modo esa persona le ofreció un ultimátum al propio Gobierno español y trataron de forzar unas elecciones. Me sorprende en este momento que el Gobierno que se supone que es socialista aunque de socialista no tiene nada, esté tratando de forzar un 1 de Octubre en Venezuela.

Es decir, en ocho días, ¿quién va a hacer esas elecciones? ¿le va a prestar las cajas de plástico que les quitaron a los catalanes cuando estaban haciendo su consulta espontánea en las calles? Creo que España es la que está peor posicionada en estos momentos para forzar una catalanización de Venezuela. Debería saber que nada por la fuerza o a golpe de ultimátum se consigue en una democracia decente.

AE: Llegados a este punto, ¿qué hoja de ruta contemplan? Tenemos un país dividido, completamente polarizado. Esta misma semana hay convocadas más manifestaciones y no suena tan descabellado pensar en la posibilidad de una guerra civil…

CS: Todas las opciones están sobre la mesa, incluyendo la militar. No tenemos ninguna duda porque lo hemos visto en otras ocasiones. Los llamamientos de la oposición más radical siempre han terminado en sangre y generado muchísimo dolor en nuestro país. Entendiendo que la vía es siempre la de la palabra y no la de la fuerza, creo que en este momento el riesgo es absolutamente inminente y real. Todo aquel que tenga un papel político debe entender la profunda responsabilidad que significa cada palabra y cada gesto que se produzca en los próximos días, que son cruciales para el destino de un país que no merece más sangre en sus calles.

Hago un llamamiento a la UE para que sea responsable y que entienda que más allá de las tentaciones que pueda producir unos posicionamientos radicales para tener un efecto electoral entienda que detrás de cada palabra y de cada gesto hay más de 30 millones de venezolanos de los cuales un millón y medio cuentan con doble ciudadanía venezolana y europea y van a verse afectados.

Europa ha visto momentos más graves que este. Hace apenas 60 años el Viejo Continente apilaba 60 millones de seres humanos unos sobre otros en sus distintas capitales. Hoy se dan la mano bajo una bandera con estrellas y buscan posiciones comunes. El propio Papa se ha pronunciado señalando que teme un derramamiento de sangre en Venezuela. Hay que utilizar cada hora para hacer buena política, altísima diplomacia y esperar que como en tiempos pasados sea un gran momento para la historia de la diplomacia entre Europa y Venezuela.

AE: ¿Y qué pretende hacer el Gobierno de Maduro para evitar este derramamiento de sangre?

CS: Maduro siempre ha insistido en que gobernará para todos, los que están a favor y los que no. El punto ya no es a quién le gusta y a quién no. En democracia no existe un presidente que guste a todo el país, pero en este momento hay una llamada permanente al diálogo. Cualquier vía debe de pasar por ahí al igual que se hizo en Cataluña. El pueblo venezolano es el único que debe ponerse un ultimátum a sí mismo y buscar por las vías que pueda una solución acompañada de un profundo diálogo social que permita una reconciliación, no solo a través de poner un voto en una caja.

Los países poderosos están enfocando los cañones contra nuestro país poniendo plazos de ocho días para resolver un problema que a ellos les costó mucho tiempo y mucho diálogo. Alemania no se reconcilió en ocho días y nadie le puso plazo para ello. Europa tiene en este aspecto mucha experiencia y sorprende y decepciona que su postura sea la de la imposición.

En este momento nadie puede estar planteándose que haya elecciones o no. No va a haber elecciones porque ya el señor Guaidó dijo que no va a convocarlas. El mundo tiene que entender que lo que está ocurriendo en estos momentos en Venezuela no es una transición, sino un golpe de Estado claro con una receta que Estados Unidos ya ha empleado antes. Jamás un dictador que da un golpe de Estado convoca elecciones. Sorprende que la UE se pliegue a una situación semejante. Si a Europa y a los países del grupo de Lima les preocupa mucho el tema de la inmigración que le pregunten a los europeos cómo terminan esos procesos migratorios cuando hay una invasión y cómo van a atender el contingente de venezolanos que van a comenzar a huir una vez estalle una guerra ahí. Saben que en los términos que lo están llevando nunca termina bien, pero tendrán que asumir su responsabilidad ante la historia y el mundo.

AE: Durante el último año, la UE ha intentado empujar hacia un diálogo y ha evitado mediar en la crisis de Venezuela. Ahora advierte de que está dispuesta a tomar medidas si no se convocan estas elecciones, aunque no concreta en qué se materializarán. Por la parte de Venezuela, ¿qué respuesta cabe esperar a un posible reconocimiento en bloque de Guaidó? ¿Habría expulsión de delegaciones europeas?

CS: Llegado el momento sería una situación que debería estudiar el presidente. Por lo pronto en esta trinchera donde me toca estar quiero pensar que ese momento no llegará. Creo que podremos utilizar hasta el último minuto que nos quede de cordura y de conversación para buscar otra opción que no sea llegar a una situación que sería incluso más lamentable para la propia Unión Europea que para el pueblo venezolano, que ha sufrido tanto del bloqueo estadounidense. Da mucho miedo pensar que en un territorio de paz como es el latinoamericano se produzca una situación como la de Libia.

El sufrimiento de un pueblo no puede depender de lo que se dice para garantizar unos votos más. [Sánchez] debe hacer campaña con sus propias situaciones nacionales.

AE: Hacía referencia a las Fuerzas Armadas. ¿Qué papel está jugando el Ejército? Si bien altos cargos han mostrado su apoyo a Maduro, también se habla de importantes deserciones en puestos más llanos…

CS: No creo. Venezuela tiene unas Fuerzas Armadas sólidas, unificadas en torno al respeto de la Constitución. Durante los últimos años se han vivido muchas presiones y de todas ha salido fortalecidas. Tengo la certeza de que no conseguirán que tornen sus armas contra el pueblo.

Con respecto a la amnistía que ofrece la oposición hay una cosa que es extraña y parece una burla a la ley: los procesos de amnistía requieren de un delito. Lo sorprendente de la propuesta de la Asamblea Nacional es que a todos los cargos públicos van a perdonarnos por haber trabajado para el Gobierno y para el Estado. Nos ofrecerán el perdón si nos pasamos al lado del bien. Esa es una postura fascista.