Irán se ha visto arrastrado a ser la piedra en el zapato de la relación transatlántica. La fuerza de la diplomacia europea se sigue midiendo con la defensa del acuerdo nuclear iraní, imagen de las dos concepciones del mundo que tienen Bruselas y Washignton. En una entrevista, y en medio de la tensión por la crisis de Ormuz, Trump ha afirmado que en lo que respecta a Irán, no le importan los europeos.