Crisis de refugiados

Europa sigue bloqueada ante el mayor naufragio del año a sus puertas

por Cristina Pita da Veiga / Ana García Valdivia

Fuente: Comisión Europea

Más de 100 personas perdieron la vida la semana pasada en las costas de Libia y cerca de 130 fueron rescatadas. Se trata de la mayor tragedia en lo que va de año y ha puesto todos los focos sobre Europa y su política de acogida y rescate. Con Italia cerrando los puertos y otros países afrontando posibles multas por no aceptar el número acordado de refugiados, la UE debe cubrir varios frentes mientras la ONU pide que se reanuden las labores de salvamento marítimo en el Mediterráneo.

Regresa el drama migratorio. El pasado jueves naufragó una embarcación con más de dos centenares de personas dentro, de los cuales 100 habrían fallecido: el peor dato de lo que llevamos de año y la “mayor tragedia” para Naciones Unidas. Según Médicos sin Fronteras, más de 130 de los integrantes de la embarcación fueron recatados por pescadores locales y la guarda costera. Después del incidente, todos los dedos comenzaron a señalar de nuevo a las instituciones europeas, apuntando su responsabilidad en el salvamento de estos migrantes.  

Como respuesta, la Alta Representante de la UE de Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini, horas después mostró su apoyo a las autoridades libias para crear “alternativas seguras y dignas”. “Este es un terrible recordatorio de los riesgos que aún enfrentan aquellos que hacen este peligroso viaje a Europa. Una vida perdida es demasiado. Nuestro objetivo siempre ha sido evitar que se pierdan vidas en el mar y continuaremos nuestro trabajo para evitar que estos peligrosos viajes tengan lugar”, ha asegurado en un comunicado Mogherini.

Además, la Alta Representante ha explicado que la delegación de la UE está “en contacto” con las autoridades libias, las agencias de las Naciones Unidas y las ONG para asegurarse de que los rescatados y desembarcados reciban “protección y asistencia directa” de emergencia.

También ha confesado que se necesitan “urgentemente” soluciones predecibles y sostenibles para la búsqueda y el rescate en el Mediterráneo. “El sistema actual de Libia para gestionar la migración irregular y detener arbitrariamente a los refugiados y migrantes tiene que terminar y debe ponerse en plena conformidad con las normas internacionales.”

Pero los problemas migratorios no cesan, y están más candentes que nunca. Este suceso llega mientras el ministro de Interior italiano, Matteo Salvini, sigue con su campaña contra la llegada de nuevos barcos. Una embarcación que atracó en Sicilia con 130 personas está esperando para poder desembarcar tras la petición de Salvini de que se los países de la Unión Europea acuerden su reparto con otros Estados miembros.

La Comisión Europea ha respondido esta mañana que ha iniciado contactos para apoyar la coordinación entre los Estados que estén dispuestos a participar de forma solidaria en acoger a los migrantes que se encuentran esperando para desembarcar en la costa transalpina.

La posición del italiano respecto a la acogida de personas ha sido clara desde antes de su llegada al Gobierno, pero ha ido aumentando con el paso de los meses como se pudo ver tras el polémico encarcelamiento de la capitana del Sea Watch 3 por atracar en un puerto italiano después de estar horas delante de la costa esperando la confirmación del desembarco.

Presión sobre la UE 

El agravamiento de la situación en Libia y las tragedias del Mediterráneo han aumentado la presión sobre los Estados miembros, incapaces de llegar a un acuerdo para afrontar el reto migratorio. El lunes pasado, 14 países dieron el visto bueno a un mecanismo de reubicación de las personas que desembarcan en suelo europeo. La propuesta, presentada por el eje franco-alemán, busca un reparto solidario entre los 28 Estados miembros para evitar que solo sean los países del sur quienes asumen las llegadas de barcazas.

Sin embargo, este tímido paso hacia un posible acuerdo no parece que vaya a aportar una solución global al problema. El bloque comunitario está más dividido que nunca. Por un lado, Salvini mantiene sus puertos cerrados y bloqueará cualquier intento de crear una guardacosta europea que opere en el Mediterráneo, una propuesta que lanzó el grupo de Izquierda Unitaria (GUE) en la última sesión del Parlamento.

Por otro lado, los países del Este se niegan a aceptar la entrada de migrantes a sus fronteras. Tanto es así que en 2017 la Comisión llevó a Hungría, Chequia y Polonia ante la justicia europea por incumplir las cuotas de refugiados. La sentencia podría emitirse en cualquier momento y, en principio, podría conocerse esta misma semana.

Altos dirigentes de la ONU han pedido que se trate a refugiados y migrantes con “dignidad y respeto”, que cese la criminalización de las ONG de salvamento, así como que se creen vías seguras para quienes huyen de sus países. Por su parte, la portavoz de la Agencia de la ONU para los Refugiados, ha reiterado que estas tragedias muestran la "urgente necesidad" de que los Estados reanuden las operaciones de búsqueda y rescate para evitar más muertes. 

Pero, pese a las críticas de organizaciones de derechos humanos y Naciones Unidas, que señalan que Libia no es un país seguro, todo apunta que la Unión Europea mantendrá su política de externalización de fronteras a través de la financiación de la guardacosta libia. Y, mientras la comunidad europea sigue sin dar una respuesta que aborde los naufragios en el Mediterráneo, las ONG de rescate continúan enfrentándose a multas y penas de prisión por realizar el trabajo que los Estados no están cumplimiendo.